Hola otra vez... Por petición popular, aquí está la tercera parte de la trilogía, que por cierto no tiene título ^_^. Ray va rumbo a Canadá, Fraser va rumbo a Florida... Y sería muy mala si no los dejara reunirse en un punto intermedio. Esta parte en particular va dedicada a Aracelí Esquer y Gaby Maya, mis lectoras de prueba, que me ayudaron a decidir el final. Clasificación PG-13 (O sea B en México... tenemos pocas clasificaciones aquí) Encuentros (Vecchio y Fraser) Por: Adalisa Zárate En el aeropuerto de Chicago, Ray Vecchio esperaba sentado, hojeando el periódico del día mientras llegaba el momento de entrar a la sala de espera de su vuelo. Habían pasado dos semanas desde que dejara Florida, pues antes de dirigirse al centro de la nada, quería dejar su vida en orden por lo menos en lo que se refería a su trabajo. Pensando en eso, Ray comenzó a sonreír. No solo el teniente Welsh lo había recibido con gusto, asegurándole que el papeleo para que regresara al servicio activo no tomaría más de un par de semanas, sino que había encontrado a Elaine, recién transferida al Precinto, esta vez como oficial. En ese aspecto, todo era perfecto. En casa, la recepción no había sido diferente. Y cuando había anunciado que, mientras esperaba a regresar al trabajo, iría a Canadá a buscar a Fraser, nadie había mostrado la más mínima sorpresa. Fraser... con solo pensar en el, el corazón de Ray comenzaba a latir más fuerte que lo normal... Y al mismo tiempo le preocupaba. ¿Cómo iba a encontrarlo? Sus conocimientos de la vida salvaje de la tundra se limitaban a aquella ocasión en la que el y Benny se habían estrellado en el bosque... y cuando lo encontrara, ¿Qué haría? Fraser había elegido quedarse en Canadá con Kowalsky, en lugar de esperar a que Ray se recuperara, y Ray se había ido con Stella. No podía llegar y declararle su amor como si nada. Pero tampoco podía quedarse en Chicago sin volver a ver al hombre más molesto del mundo. Desde que le había confesado a Stella que amaba a Fraser, el montado era lo único que ocupaba su mente, y no podía pasar más tiempo sin verlo. Aunque encontrarse cara a cara con el lo aterraba. * * * Benton Fraser miro a su alrededor, sintiéndose algo cómodo en el aeropuerto de Chicago, cómo si regresara a ver a un viejo amigo. Lo cual, de alguna forma, era cierto. Pero, mientras Stan le conseguía un boleto para Florida, Fraser comenzaba a tener dudas respecto a su viaje... después de todo, Ray debía estar viviendo muy feliz con Stella- razón por la cual, Stan lo esperaría en Chicago- lejos de los peligros que habían rodeado su vida durante los últimos 4 años, no podía llegar a su puerta y decirle lo que sentía por el tan casualmente. Pero quería volver a ver a Ray... *necesitaba* volverlo a ver. Cuando Stan lo obligo a encarar sus sentimientos, todo lo que había reprimido en el año que Ray había estado encubierto en Las Vegas se había salido de control. Las noches solitarias en el Consulado, pensando si su amigo estaba vivo, si estaba solo, si lo recordaba. La melancolía que lo inundaba cada vez que veía a Stan Kowalsky en aquel escritorio del Precinto 27. Y sabía que la única forma para no hundirse en una depresión constante por no saber que hubiera pasado, era volver a ver a su amigo. Mientras esperaba, su mente comenzó a mostrarle diferentes escenarios de su reencuentro con Ray, pero muy pronto se arrepintió de eso. Ray era policía - ex-policía, se recordó tristemente - Italiano, católico... que si sospechaba los sentimientos de Fraser, seguramente se sentiría asqueado, se alejaría de él, y no volverían a verse. Tratando de distraerse, paseo su mirada por el resto del aeropuerto, y su respiración se detuvo... Cerró los ojos, volvió a abrirlos, convencido de que debía estar soñando, pero _él_ aún estaba ahí: A pocas filas de distancia, sentado de espaldas hacía Fraser, hojeando un periódico, vestido con un familiar traje Armani color gris perla, se encontraba Ray Vecchio. * * * Ray dobló el periódico, tras ver su reloj y descubrir que casi era hora de irse. Las manos le sudaban y prefería apresurar el paso. No le gustaba ir a Canadá, pues le traía muy malos recuerdos, pero si era necesario para ver a Fraser, pues que remedio. Mientras se ponía de pie, algo lo hizo mando el sweater blanco que Ray conocía tan bien, se encontraba su amigo Benton Fraser. * * * -¿*Benny*? -¿*Ray*? Los dos amigos se miraron, sin saber que decir. Era como si su mayor sueño y su peor pesadilla se hubieran reunido en el mismo lugar. Por un largo momento, ninguno se movió, sin creer que durante todo ese tiempo habían estado tan cerca el uno del otro. Ray sentía que su corazón estaba palpitando con tanta fuerza que lo estarían escuchando hasta Florida, pero no podía lograr que las palabras pasaran por su garganta. Fraser, por su parte, podía sentir que su cuerpo se llenaba de felicidad. Esa era la reunión que había estado esperando desde hacía ya dos años, después de llegar al Precinto 27 y descubrir a Stan en lugar de Ray... Pero jamás se había imaginado que dicha reunión se realizara en la sala de espera de un aeropuerto, y la sorpresa le impedía seguir hablando. -¿Qué haces aquí, Benny? - Por fin, con un arranque de valor, Ray logró hacer que las palabras salieran de su boca - Pense que estabas divirtiéndote en Tuktoyaktuk con Kowalsky. - Al escuchar su tono de voz, Ray se arrepintió inmediatamente. Eso había sonado demasiado parecido a un reclamo... Las cosas estaban empezando mal. Al escuchar la voz de su amigo, Fraser logró que su propia voz funcionara de nuevo... - Yo... cometí un error, Ray... - Por alguna razón, no encontraba las palabras correctas para expresar lo que sentía. No podía declarar su amor entre tantas personas, y tampoco podía pensar en una mentira convincente. Así que solo le quedo comenzar a divagar. - Lo que buscaba... busco... no está en Canadá, aunque no estoy seguro de poder encontrarlo aquí o de saber como tratarlo cuando lo encuentre...Pero... yo... tú... ¿Qué haces *tú* aquí, Ray? ¿Stella te acompañó a visitar a tu familia? Ray no supo que decir a eso... ¿Qué podía decirle? 'Me di cuenta de que te amaba y por eso dejé a Stella en Florida y regrese a buscarte'... No, eso solo le traería el rechazo de Fraser, pero tampoco podía pensar en mentirle a su amigo, así que intento en mentirle a su amigo, así que intento disfrazar la verdad. - Me aburría mucho en Florida - dijo al fin, intentando controlar su voz.- ... cosas no iban a funcionar con Stella. Así que regrese al trabajo... Tengo un par de semanas antes de regresar al servicio activo, así que... yo... pense ir a ver como la estabas pasando en la tundra congelada con las nutrias y los caribúes... Te me adelantaste, Benny. - No pudo evitarlo, y sonrío al decir esto. De pronto, fue necesaria toda su fuerza de voluntad para no para no correr a abrazar a su amigo con toda su fuerza, para no besarlo hasta dejarlo sin aliento. Al ver la sonrisa de Ray, esa sonrisa abierta, sincera, que de momento parecía ser solo una mueca burlona, ocultando eficazmente la verdadera personalidad de su amigo, el corazón de Fraser comenzó a latir más rápido que antes. Era eso lo que tanto había extrañado, lo que había esperado durante incontables noches, primero en el consulado y después en los campamentos y cabañas temporales que había ocupado con Stan. El estar cerca de Ray, cerca de su amigo que siempre lo había apoyado... cerca de la persona a la que más amaba en el mundo. -¿Vas a quedarte mucho tiempo, Benny?, ¿O solo estas de paso? -Ray se había acercado a el, mirándolo con un brillo extraño en sus ojos. -Yo... voy de paso... hacia Florida.- Los ojos de Ray se abrieron como platos por la sorpresa. 'Cálmate, Vecchio' se dijo, tratando de controlar su corazón 'No puede ser que pensara en buscarte' -Pero ya no es necesario... Necesitaba hablar contigo... Ray miro a Fraser con incredulidad. Su corazón parecía estar latiendo al triple de fuerza, amenazando con salir de su pecho... -Pasajeros del vuelo 175 rumbo a Ottawa, favor de abordar por la puerta H. - La voz casi mecánica del anuncio saco a Ray de sus pensamientos. Era demasiado ridícula la situación, y no pensaba seguir así... No quería ni pensar en el cuadro que presentaban hablándose a medias en medio de la sala de espera... Como de costumbre, no tenía ni la más remota idea de lo que pasaba por la cabeza del montado, pero estaba reuniendo valor para decirle lo que sentía y necesitaba un lugar más privado para hacerlo... '¿Dónde rayos hay un armario por aquí?' penso, sonriendo para sus adentros. -Ese es mi vuelo - dijo - pero si estas aquí no tiene caso que me arriesgue a volver a ser víctima de un secuestro aéreo... ¡Hey! Dijiste que querías hablar conmigo, ¿No?...¿Por qué no vienes a cenar a la casa? Ma se muere por volver a verte. -Me encantaría volver a ver a tu madre, Ray... Si me permites un momento, solo tengo que cancelar los arreglos para mi y Diefenbaker. Entre más pronto salga de cuarentena, se sentirá mejor. -¿Dief también está aquí? Tendremos que pasar por unas donas. -Ben miró a Ray con algo de reproche y abrió la boca para objetar... Quería decir que Diefenbaker era un lobo, que no debía acostumbrarse de nuevo a la comida chatarra, que Ray lo mimaba demasiado... Pero en lugar de eso, se quedo callado. Era increíble la velocidad con la que habían regresado a sus viejos hábitos. En ese momento, fue como sí Ray jamás se hubiera ido... * * * Stan Kowalsky se alejó del mostrador sonriendo, aunque en realidad estaba algo apesadumbrado... El mismo había dicho que para Fraser era mejor ir a Florida y sacar todo al aire con Vecchio, para poder seguir adelante con su vida... pero en su interior se sentía hecho a un lado. Primero Stella se había ido con Vecchio, y ahora Fraser la seguía. Su esposa y su mejor amigo. Y la verdad es que no sabía que haría cuando Fraser se fuera... Podía regresar a la policía, pero incluso ahí se sentía bajo la sombra de Ray Vecchio... un hombre con el que no había cruzado más de cincuenta palabras, casi todas durante una discusión. Con el boleto en mano, se encaminó a la sala de espera, para ser recibido con la imagen de Fraser y Vecchio platicando juntos, como si nunca se hubieran separado. Ahora los ojos de Fraser ya no se veían muertos, tenían un brillo alegre que Stan solo había visto una vez antes... Hacía un año, en el hotel donde Fraser y Vecchio se reunieron la última vez. Ahora, ninguno de los dos hombres le prestaba atención, igual que como había pasado en aquella ocasión... como lo habían hecho Vecchio y Stella cuando el Italiano le había robado a su esposa. Ex- esposa, se recordó agriamente, ahora Stella debía ser la Sra. Vecchio en Florida. Y sin embargo, en esos momentos estaba viendo a Vecchio platicando casualmente con Fraser, en Chicago... y una furia ciega recorrió el cuerpo de Stan. Sin pensarlo dos veces, se encaminó hacía los dos amigos. -¿Qué rayos haces aquí, Vecchio? - Pregunto, algo molesto... Eso había deshecho todos sus planes... Si Fraser iba solo a Florida, Stan no tendría que ver a Stella, ni recordar que ella, y su amigo, lo habían dejado por Vecchio... Pero si Vecchio y Stella estaban en Chicago... Eran demasiadas heridas para abrir en un solo día. Al oír la voz de Kowalski, Ray levantó la vista y se encontró cara a cara con su reemplazo. Un escalofrío recorrió su cuerpo. ¡Por supuesto que Kowalski estaría ahí, era el nuevo amigo del montado, era de esperarse que estuviera con él! Pero lo que más le molesto fue el tono de reclamo... ¿Qué le importaba a Kowalski lo qué hiciera con su vida?- Estoy regresando a mi casa ¿Tienes algún problema con eso, "piquitos"? Fraser observó el intercambio no sin cierta preocupación. Pese a lo que había dicho antes, de sus esperanzas de que ambos Rays se volvieran amigos, sabía que eso era poco más que imposible... Eran demasiado parecidos en muchos aspectos, y demasiado diferentes en los demás. Y la época en la que Stan había reemplazado a Ray no ayudaba a facilitar las cosas. Verlos juntos era como ver una competencia por el mismo lugar. -¿Dónde está Stella? - Stan no hizo ningún intento de alejar su mirada de Ray. Estaba muy cansado de tener que pedirle explicaciones sobre su ex- esposa... Estaba cansado de sentirse bajo la sombra de Ray Vecchio y saber que para muchos no había sido más que un reemplazo temporal, fácilmente olvidado en cuanto el original regresara. -En Florida. - Los ojos de Ray no se separaban de los de Stan. Desde su punto de vista, Stan era un intruso. Alguien que lo había reemplazado demasiado bien durante su larga misión y Ray sabía que sería muy feliz si Kowalski desaparecía. -¿En Florida? ¿Así es como pasas la Luna de Miel, Vecchio? ¿Tu en Chicago y tu esposa en Florida? -El temperamento de Stan estaba comenzando a caldearse, de tal manera que casi no registro la respuesta del otro policía. -Tienes mal las noticias, Kowalski. No estamos casados... lo nuestro termino. Stan tomo unos segundos para digerir la noticia. Que alguien lo dejara a él, podía entenderlo, su autoestima era lo suficientemente baja como para incluso esperarlo. Sin embargo, el que le dijeran que alguien había _rechazado_ a Stella no podía siquiera considerarlo. -¿Me estas diciendo qué dejaste a una maravillosa mujer que haría lo qué fuera por ti, solo para pasear en bosques congelados? ¡Si es así, eres un idiota! Fraser observo el intercambio entre los dos hombres, sin saber exactamente que hacer. Ambos parecían querer asesinar al otro, y el volumen de sus insultos estaba haciendo que el resto de las personas en el aeropuerto olvidaran sus asuntos para escuchar la discusión. -¿Yo soy un idiota? ¿Quién fue el qué la abandonó por no poder entender su carrera?, ¿Quién fue el qué se escondió en la vida de otra persona para no enfrentar la realidad? ¿Eh? ¡Yo abandoné mi vida por el trabajo pero en cuanto terminé, regresé a ella! -¿Ah sí? ¡Hasta donde recuerdo, tu vida era en Chicago, no en Florida! ¿Y quién te da derecho a hablar sobre la carrera de Stella? ¡Ella es fiscal de distrito, no gerente de un boliche! Ambos hombres se miraron con furia, sin ponerle atención a sus alrededores. -Si Stella es tan maravillosa, ¿Por qué no regresaste con ella en la primera oportunidad?- Ray estaba harto de todo, cansado de la forma en la que todo lo que había sido importante para el, ahora era de Kowalski... Empezando por la amistad de Benny... - ¿Por qué no estuviste aquí el día en qué se fue conmigo hacía Florida?, ¡Estabas muy ocupado en el infierno congelado con amigos robados como para pensar en ella! ¿Verdad? -¿Amigos robados? ¿Quien eres tú para hablar de eso, roba esposas?, ¿¡Te sientes tan casanova como para abandonarla y buscar una nueva conquista!? .Las palabras de Kowalski parecieron herir más a Ray que todo lo que había hecho antes. ¿Cómo se atrevía a juzgarlo cuando todo lo qué había pasado era _su_ culpa? -¿Quieres saber por qué estoy aquí? -gritó, perdiendo completamente el control de sus actos- _¡¡Estoy aquí porque fue necesario un año encubierto, una bala en el hombro y tu ex-mujer para juntar el valor necesario para decirle a Fraser que lo amo!!_ ¡Incluso si el es el hombre más molesto del mundo y prefiere pasar su tiempo libre entre caribúes y nutrias en el Polo Norte, lo _amo_ y nunca dejo de pensar en él! ¿Algún problema? Todo el aeropuerto guardo silencio al escuchar esto. Viendo las miradas sorprendidas de la gente a su alrededor, Ray pareció registrar lo que había dicho, e, ignorando completamente a su reemplazo, giro la cabeza para ver a Fraser, y la reacción de rechazo que estaba seguro que tendría el montado, pero para su sorpresa, Benny solo lo miraba con un extraño brillo en los ojos como si no hubiera escuchado lo que acababa de decir. -Benny... yo... -Ray comenzó a pensar en una forma de disculparse, explicarse o, si todo lo demás fallaba, salir corriendo. Cierto, su amigo le había dicho que quería hablar, que necesitaba verlo... Pero de ahí a declararle su amor eterno existía una gran distancia. Aún así, frente a decenas de personas desconocidas, Ray había confesado su secreto. Y ahora no tenía forma de saber que pasaba por la mente del montado. -Ray... ¿Dijiste que regresaste... por _mi_? - Fraser sonaba calmado, pero Ray estaba seguro de escuchar un notorio temblor en su voz cuando dijo la última sílaba. De pronto, no importo que estuvieran en medio de la sala de espera, a la vista de Stan, unos cuantos policías de seguridad, y quien sabe que otra persona. La platica que habían interrumpido por teléfono dos años antes tenía que continuar. -Si Benny... eso dije. -Su voz era muy baja, casi tanto como aquella vez en el teléfono, cuando había tenido que decir adiós- ... Regrese para verte, para hablarte... Porque eres mi amigo, y esa vez, con lo de Muldoon, mi herida y todo eso... no fui justo contigo... Y además... - Ray suspiro, volvió a tomar aire. Contó hasta diez, siguiendo el método de relajación que Fraser le había enseñado. Antes, lo había dicho al aire, gritándolo y sin saber lo que hacía. Ahora, era el momento de la verdad.- ... no podía pasar un minuto más sin ti. Te amo, Benny. Eso es lo que quería decirte. Fraser miro a su amigo, sintiendo que su corazón latía con la fuerza suficiente como para salirse de su pecho. Era mucho más de lo que había esperado, que Ray lo amara, que estuviera ahí, que dijera todo lo que había dicho. Y en ese momento, él que siempre tenía las palabras adecuadas para todo lugar y situación, no supo que contestar. Simplemente dio un paso adelante, sin ninguna consideración por quien pudiera estar pasando cerca del lugar, tomo a Ray en sus brazos, y deposito todos sus sentimientos, su amor y su comprensión, en un solo beso... y entonces pensó que su corazón se detendría cuando sintió los labios de Ray abrirse bajo los suyos, para responder a su caricia. Y si eso estaba o no bien visto a su alrededor, si alguien conocido estaba cerca, eso no importaba. Lo único que importaba es que finalmente, estaban juntos. * * * Stan Kowalsky miro a los dos amigos mientras se besaban, sorprendido por el valor de Vecchio, el valor de Fraser, y por el giro de las circunstancias. No había esperado aquello... Cuando convenció a Fraser de viajar a Florida para hablar con Vecchio, estaba seguro de que el Italiano rechazaría a Fraser, o por lo menos, que mantendría su distancia... Después de todo, si Vecchio tenía a Stella... De pronto, recordó el boleto de ida a Florida que tenía en su mano. El Montado ya no lo necesitaba, pues había encontrado lo que estaba buscando... Lo mismo que Vecchio. Stan sonrió, y se dispuso a recoger su maleta... Después de todo, no iba a recuperar el dinero del boleto, y Florida era muy hermosa en cualquier época del año. FIN